domingo, 25 de noviembre de 2007

La Invitación del Chamán...!!

Desde que el espíritu del hombre fue revelado a este, en todas las culturas surgidas en la Tierra, han existido determinados personajes cuya existencia ha estado más cercana al mundo esotérico y extrasensorial, que al físico.

Se trata del Chamán o Shamán, una expresión derivada del vocablo inglés "Shah–man" y que tiene su origen en la tribu de los Tungus de la Estepa Siberiana.

El Chamán se ha confundido con otras acepciones por lo que también se les conoce como hechiceros, brujos, magos, videntes, mediums o curanderos. Y si bien a veces han realizado tales facetas, lo cierto es que la identidad del chamán va más allá.

El Chamán puede poseer algunas o todas las facetas mencionadas, pero lo que realmente caracterizará al Chamán o Shamán será su capacidad de "caminar" entre dos mundos, el físico o cotidiano y el mundo espiritual, a través de su "estado alterado de consciencia".

El Chamán, a través de su preparación, será quien posea mayor capacidad de contactar con el mundo "de los espíritus", ya sea un mundo superior o el mundo del ser interior, donde sabrá actuar como maestro o guía del inconsciente. Utiliza aspectos de carácter esotérico – conocimiento de lo interior -, que será lo que le pondrá en contacto permanente con su guía interno, o espíritu protector.

Esta faceta será la más trascendente, pues todo aprendiz de Chamán precisará no solo de la guía y a probación del maestro Chamán, sino que será la aprobación transpersonal de su guía interno o espíritu protector, quien realmente lo capacitará como tal.

El Chamán a través de su facultad de adentrarse en el mundo espiritual o sutil, conseguirá transformar todo el poder o conocimiento adquirido en el plano sutil, en las acciones o terapias apropiadas para el mundo físico. Así pues, el Chamán, posee un conjunto de facultades y de conocimientos adquiridos pacientemente a través de las experiencias, tanto físicas, como de tipo extrasensorial o esotérico.

Hay un Chamán, de nombre Oriah, también conocido como el Soñador de la Montaña (Mountain Dreamer), es confundido con un anciano indio del Canadá, creador de poemas de sabiduría interior, equilibrio afectivo y madurez espiritual. Pero no es él, sino ella, una mujer que recibió su nombre en una ceremonia espiritual, por la que se identificó con estos sabios. Oriah ha escrito lo que denomino la mejor invitación al amor que he leído en mucho tiempo y que quiero compartirla con ustedes:

No me interesa saber cómo te ganas la vida. Lo que quiero saber es lo que ansías, y si es que te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.

No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.

No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propio dolor, si las traiciones de la vida te han abierto una herida o si te has cerrado por el temor a sentir nuevos dolores.

Quiero saber si puedes vivir con el dolor, el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo o remediarlo.

Quiero saber si puedes vivir con alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que éxtasis te llene hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.

No me interesara saber si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma. Quiero saber si puedes ser desleal y por lo tanto digno de confianza.

Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.

Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: "¡Sí!".

No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.

No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si compartirías conmigo tu pasión, tu amor, sin echarte para atrás.

No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.

Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.

Oriah.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te recomiendo que leas No te salves de Mario Benedetti.... Al final te das cuenta que el amor no tiene logica, si te atreves a vivirlo.... De todas maneras Sorte esta cerca.....