miércoles, 25 de junio de 2008

En Comunión...

La Primera Comunión es la celebración católica que conmemora la primera vez que sus fieles reciben el sacramento de la Eucaristía. Para recibirla se precisa de “requisitos” y se dirige generalmente a niños con edad comprendida entre siete y doce años, pues supone una edad ideal para aprender los principales idearios de la iglesia, así como las oraciones básicas: el Padre Nuestro, el Ave María, el Credo.

Hay muchas costumbres en la celebración de la comunión que no es mi objetivo detallarlos, sin embargo considero que es una celebración cristiana que debe apartar aspectos costumbristas y centrar en el niño que lo va a recibir algunos pensamientos y reflexiones relacionados con el momento de la Eucaristía.

En Octubre del 2006 el Papa Benedicto XVI se reunía con cerca de cien mil niños italianos que habían hecho la primera comunión, acompañados de sus padres y de sus catequistas. El Papa entabló un diálogo, una catequesis con los niños y uno de ellos le preguntó a Benedicto XVI: "¿Qué recuerdos tienes del día de tu primera comunión?":

“En el centro de mis recuerdos se halla este pensamiento: Jesús entraba en mi corazón. Y, junto con Jesús, Dios mismo estaba conmigo. Y que era un don de amor que valía mucho más que todo lo que se podía recibir en la vida. Comprendí que comenzaba una nueva etapa en mi vida".

Reproduzco los Diez Verbos de Maria Dolores López Guzmán (Filóloga de la Universidad Complutense de Madrid), cuyas iniciales forman la palabra clave: EUCARISTIA, que pueden ayudarnos a vivir con sentido y profundidad este día tan esperado para nuestros hijos:

ESPERAR: La primera comunión es comienzo, no es final... Ir más allá del instante es fundamental. Comienza una nueva etapa en el proceso de iniciación cristiana de vuestro hijo, que no se puede quedar ahí. La comunidad os necesita.
UNIR: Crear un ambiente de unión y no de división será el mejor de vivir lo que es central en ese día: la común-unión.
CONVIVIR: Caer en la cuenta de que las celebraciones son momentos de encuentro en la familia (padres e hijos, hermanos, abuelos, tíos, amigos...) y con las familias de los compañeros de mis hijos.
ALEGRARSE: Para que la alegría no se esfume es imprescindible poner más los ojos en Dios que en nuestros deseos, gustos, y, a veces, problemas y discrepancias.
RECORDAR: Preparar algún detalle personal que sea auténtico recordatorio del encuentro que el niño ha tenido con Dios. Este encuentro es lo verdaderamente central.
INTENSIFICAR: Favorecer los momentos en los que compartir con el niño confidencias, oraciones y conversaciones sobre la experiencia de Dios recibida.
SIMPLIFICAR: Convertirse en "contrapunto" de los mensajes que incitan al consumo de inevitables y absurdos regalos. Hacer que el día sea "sencillamente distinto".
T
RANSMITIR: Comunicar la propia fe es el mejor regalo. Es una buena ocasión para mostrar que la experiencia de la comunión transforma cada día y es Jesús quien nos da la luz que ilumina y orienta nuestra vida.
INTERIORIZAR: Detener la mirada en lo verdaderamente significativo. Hacer balance del día con el niño o niña destacando lo más importante.
AGRADECER: Participar totalmente del Cuerpo y de la Sangre del Señor es motivo más que suficiente para alabar y agradecer a Dios su invitación a formar parte de Él. Eucaristía significa "acción de gracias”.

Espero que no sólo a mi hija, sino a todos los primocomulgantes que Jesús entre en sus vidas y sientan que Dios ya está en ellos, que inicien una verdadera etapa espiritual y se mantengan lejos de todo mal.

Amén…!!!