viernes, 18 de julio de 2008

Pertenencias de un migrado...

Días antes del 1º de Mayo del año pasado fueron días que gracias a Dios quedaron para el recuerdo, aciagos momentos se vivieron producto de una gran confusión bien lograda por la “alta gerencia” en quienes confiamos muchos de los empleados de la empresa petrolera ExxonMobil. Debo decir que la rentabilidad del negocio petrolero alcanza niveles insospechados, por lo alto, por lo grande, por lo extremadamente bueno; razón que fue de suficiente peso como para que el gobierno venezolano decidiera intervenir aplicando ajustes que si bien económicamente gozaban de lógica y de justicia por el bajo aporte que quedaba en Venezuela, éstos se hicieron de manera violenta e intempestiva. Así fue como un proyecto petrolero importante como lo era Cerro Negro (ahora PetroMonagas) pasó a ser manejado por PDVSA.

A decir verdad e independientemente de la complejidad en todos los asuntos legales que la nacionalización implicaba, sin lugar a duda, los empleados merecían un mejor trato por sustitución patronal pues, en algunos casos, la antigüedad de los mismos llegaba a los 10 años y esto no importó a “grandes” directores pues su asignación en el exterior para representar a la gigante petrolera ya estaba negociado. Es así como cualquier esperanza de que el sentido común prevaleciera para que se otorgara un buen reconocimiento, por todo el aporte entregado, se vio desvanecida. Hay que señalar que otras compañías como la British Petroleum se comportaron de manera espléndida en cada despedida de su personal.

Así pues, pronto comenzaron las apuestas: los que deciden darle continuidad al negocio en PDVSA apostaron por su éxito; también aquellos que se retiraron con la sensación de no querer trabajar para “alguien” que arrebató un negocio, y que por tanto otro “alguien” no quiso ofrecer un reconocimiento económico por una experiencia, apostaron por el éxito propio en un camino incierto; y otros pocos que se habían cuadrado en el exterior quedaron ligando por el fracaso en la continuidad del Proyecto.

Debo decir por experiencia, que el último grupo de apuestas aún está muy lejos de ver un resultado satisfactorio. PDVSA logró integrar esfuerzos y un buen ejemplo de ello es el Departamento de Finanzas de PetroMonagas y es aquí donde quiero detenerme porque al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; hoy aseguro que jamás hubo un grupo de empleados orientados en un mismo fin: la continuidad del negocio; adicionalmente cada quien tomó la posición merecida. Al grupo de “migrados” se les unió un contingente de excelentes profesionales que venían haciendo carrera en distintas localidades: en Maturín, en Puerto La Cruz, en los Teques, en Maracaibo y otros aquí mismo, en Caracas.

No obstante a lo anterior, casi a un año de la nacionalización, se decide la mudanza a Puerto La Cruz y muchos debimos separarnos de nuestra familia, limitándonos a compartir con ella en las escasas horas que bien sabemos se traduce el fin de semana.

Y la camaradería continuó igual (y sé que aún continúa). Gracias a haber trabajado en PDVSA y por mis años de experiencia en “la industria”, recibí una oferta de trabajo que entre otros beneficios ganaba la oportunidad de volver con mis seres queridos en Caracas, y eso es razón suficiente como para aceptar un nuevo reto, lógicamente, el cambio implicaba dejar la tierra oriental con aquellos excelentes amigos, de esos que sentimos como hermanos, maravillosas amigas, un ambiente de trabajo muy agradable y casi 20 años ligado profesionalmente a los impuestos.

Jamás en una despedida había recibido palabras de elogio en público de parte de un supervisor quien también hizo un brillante resumen de mi vida profesional en el área petrolera aplicado al Proyecto. Mis palabras de agradecimiento y de aliento a seguir, superaron una carga emocional importante que estuvo cerca de estallar (casi lo logran…).

Hoy quise que trascendiera en este blog mi sincero y apreciado recuerdo, una experiencia inolvidable, tenía que vivirla y nada de esto es cuento, es historia; sé que hay calidad profesional y don de gente en otra latitud, gente cuyo cariño me traje en mi maleta, esa donde empaqué mis pertenencias especiales… hoy mi apuesta es porque continúen su éxito… que Dios los guarde…!!!!