lunes, 29 de septiembre de 2008

La Fórmula Mágica

Créanlo o no, quien les escribe fue un ser muy tímido, y eventualmente aún reconozco parte de esa persona en mis relaciones personales. Al acudir a la gaveta de recuerdos me doy cuenta lo complicado que se me hacía todo y lo que dejé de hacer por verlo de esa manera. Fui un niño de pocos amigos, selectivo, y aún lo soy, fui consecuentemente un adolescente sin muchos atrevimientos emocionales, recuerdo hoy con mucha gracia que al entrar al bachillerato con mi chemise azul me gustaba mucho una muchacha que cursaba el cuarto año con su chemise beige, un buen pasatiempo era admirarla a escondidas, en silencio, era tan bella que paradójicamente cada vez que la veía y la tenía justo en frente corría para evitarla, hasta que una vez decidió perseguirme al campo de softball del Liceo donde finalmente me capturó (y me abrazó - Diosss…), me preguntó qué me pasaba y muy nervioso atiné a decirle con los ojos medio apuñados como quien espera el estallido de un “bin laden” que lo que me pasaba era que ella me gustaba muchísimo… en fin, para no desviar el tema, fue una vez comenzados mis estudios universitarios cuando empecé a perder esa timidez…

En esa materia (la del cariño) fui muy decente la verdad (y creo que aún lo sigo siendo), escribía, cantaba algunos boleros y baladas punteando una guitarra, al menos lo suficiente para seguirle el tono a la canción, regalaba flores, chocolates… hacía cosas consideradas “románticas y cursis” que eventualmente me ayudaron a lograr el tímido objetivo de un beso… hasta ahí… difícilmente llegué a encontrar el profundo interés hacia mi persona y cuando lo encontré… nos casamos. Definitivamente el amor no es apto para tímidos…

Según un estudio escocés (no sólo hacen buen whisky), la clave del amor es simple: si nos gusta alguien, sólo hay que decírselo. Y si se quiere potenciar el efecto, es más que aconsejable mirar a los ojos a la otra persona y sonreír al decirlo. Quien dirigió el estudio: Ben Jones, afirmó que "si combinamos la información que tenemos sobre la belleza física de una persona, con la información de qué tan atractivo le parezco, eso me permitirá saber cuánto esfuerzo debo poner en esa relación, en otras palabras es saber si debo evitar dedicarle tiempo a cortejar a personas atractivas que claramente no tienen intenciones de corresponderme”.

En el estudio, se les pidió a 230 hombres y mujeres que miraran una serie de tarjetas que mostraban un rostro con diferentes expresiones y según Jones, el resultado fue "que la mayoría consideraron que la cara más atractiva era aquella que los miraba directamente a los ojos y sonreía". Por eso, el estudio concluye que la atracción es la combinación de belleza natural con ciertos signos sociales, a saber: el contacto visual, la sonrisa y/o la declaración verbal. Lo que consideramos como gente atractiva se relaciona, entonces, con la forma en que una persona se comporta y, a su vez, cuánta atracción sienta y demuestre por nosotros. Este estudio se presentó hace poco en el Festival de la Ciencia en Liverpool – Inglaterra.

Esto puede servir de explicación cuando se pregunta por qué una persona puede sentir que le atrae alguien que, por su aspecto físico, no es fascinante; como también puede utilizarse para entender por qué los simpáticos tenemos más suerte…

Creo que el estudio, por demás respetable, es un reflejo de nuestra búsqueda por “optimizar” nuestro tiempo, algo así como el McDonalds del cariño, esto puede ser peligroso porque para estos casos no creo en la existencia de “la mejor receta” o la "fórmula mágica", no está en un anaquel disponible para su consumo o parafraseando a Ricardo Arjona en su último éxito “esos duendes del milagro que te hagan despertar enamorada” no existen. Se está buscando descubrir esa receta o fórmula, construir ese “automercado” o encontrar a esos duendes, es la tendencia que se puede observar: hoy por hoy pocos dedican el tiempo suficiente para alimentar, para sembrar y nadie tiene paciencia para esperar germinar y para cosechar el cariño en otra persona por el sólo temor de apreciar el tiempo invertido como tiempo perdido, tal vez por falta de fe, tal vez por inseguridades, tal vez por experiencia o tal vez por lo apresurado que se nos vende la manera de vivir nuestros tiempos y de ahí el afán de obtener o alcanzar todo de forma rápida.

Hay que ser persistente, el tiempo de Dios es perfecto, esa sí es la clave, ahí está la fórmula; al día de hoy sigo asegurando que si tengo que volver a vivir lo que he vivido para llegar al punto donde me encuentro, pues lo vuelvo a vivir…!!! Es mi manera de agradecerle a Él todo cuanto he vivido y por tanto considero que no hay mejor momento que éste que estoy viviendo, todo aquello que ha pasado fue necesario para llegar a edificar lo que hoy “es” en mí…!!! Incluyendo mis pasos errantes… esos que me llevaron una vez en plena carrera al campo de softball en mi primer año de bachillerato…

lunes, 15 de septiembre de 2008

Nuestras montañas rusas...!!!

Tengo el placer de ser un gran amigo de un “gran” tío, me contaba que recientemente fue a los parques de Orlando y que se dispuso a montarse en las montañas rusas que pensó que nunca se montaría, me confesó que sintió miedo, ansias, como médico se percató previo a SUS experienciaS, en laS montañaS rusaS que se montaría, de la funcionalidad de los equipos médicos y paramédicos, sobre todo porque siempre teme a un infarto en circunstancias apremiantes, en fin… con sus hijos se ubicó en la cola y cual macho caroreño, así como cualquier otro, se fue llenando de valentía, se montó, se sintió seguro con los aparejos y mecanismos que lo fijan al sillón del carrito que lo elevaría, y mientras subía su miedo aparecía incrementándose, lógicamente, aún en sus ganas de detener el trayecto en aquella empinada e interminable cuesta, él no podía hacer nada, así que… a lo hecho… pecho…!!! En fotos se deja evidenciar que obviamente sus ojos estaban totalmente apuñados, no vio nada mientras bajaba… pero lo hizo…!!!

Mi tío tiene 56 años…

Yo no sé si me montaría… tal vez… seguramente empujado por mi hija… pero no creo que por mi propia voluntad lo haga, sin embargo lo que quiero decir es que en cada momento de nuestras vidas hay una montaña rusa en la que debemos tomar la decisión de elevarnos en ella y luego sentirnos que hemos superado un momento. Por ponerles un ejemplo de lo que les digo, creo que nuestra primer montaña rusa pudiera ser la decisión de una carrera profesional, luego los trabajos (en mi caso, esas montañas rusas parecen ser interminables) y finalmente una de las más difíciles de asumir, tal vez por experiencia propia, es la de la vida en pareja…

Esta vez no me refiero para nada al divorcio, creo que la experiencia matrimonial que tuve fue enriquecedora y sin lugar a duda pese a que “nos bajamos” antes de que culminara el viaje; obviamente quiero referirme al viaje que viene después… y no sólo a ese viaje que se hace en pareja sino también a aquellas decisiones particulares que vienen luego que “nos bajamos” de una buena experiencia, bien sea porque sentimos cumplidas nuestras metas y estemos siempre a la búsqueda de unas nuevas, bien sea porque las “vueltas” se tornan monótonas, o bien sea porque nos ordenen bajarnos sencillamente porque ya concluyó nuestro viaje.

Los chamos (niños) son el mejor ejemplo de empuje, de decisión, de energía, de ímpetu en los parques de diversiones, ¿por qué?, se me atreve a decir que por aquel viejo refrán que dice: “muchacho no ve peligro”, y es así, vivimos poniéndonos barreras para todo, por miedo al fracaso, por miedo a fallar, en oportunidades porque también somos conformistas, no anhelamos, no buscamos intentar un trayecto más alto… y ponemos cada excusa que muy eventualmente no nos atrevemos a explicar porque sería atentar contra nosotros mismos.

Esta pequeña historia de mi tío, también dice algo más e inclusive tan importante como lo es ver superadas nuestras metas, me refiero al esfuerzo de seguir nuestros sueños, de hacerlos realidad, de luchar por ellos… no sé si en la infancia caroreña de mi tío, esa de calor, piedra y tierra, estuvo ir a Orlando para “pasear” en una montaña rusa, por su “inocencia” (aún hoy día parecida a la de un niño) no lo creo, seguramente eso vino después, pero lo importante es que se atrevió a hacerlo y lo hizo…!!! se atrevió a lograrlo y lo logró…!!!

Cuando nos atrevemos a amar de nuevo, eventualmente no nos conformamos con un poquito, siempre queremos más (más cariño, más amor)… cuando estamos evaluando cambiar de trabajo, pocas veces, por no decir nunca, lo hacemos por el mismo paquete económico, siempre apuntamos a uno más alto; cuando nos rodea la mente de un negocio, siempre lo hacemos con el espíritu de obtener una rentabilidad… la nueva montaña rusa siempre se eleva y fíjense: ese nivel siempre lo incrementamos o lo fijamos nosotros mismos.

Admiro a quien se fija una meta y lo logra, admiro a quien se atreve a amar de nuevo y apuesta por más, admiro a quien no se conforma con su monótono trabajo, admiro a quien se esfuerza por ser mejor pareja… Hoy quiero admirar a mi sobrina por ver cumplido uno de sus sueños, hoy guardo esperanzas para admirar su éxito: en pareja y profesionalmente.

Hoy quise escribir mi más sentida tarjeta de regalo que no entregué… para ella y para su esposo, para quien amo y para todos ustedes que bien lo merecen…!!!

(cabe decir que también admiro a mi tío…!!! Bravo Chus…!!!)