lunes, 22 de octubre de 2007

Amar Con Raciocinio

Siguiendo con los temas que se dan en esas tertulias de los jueves, uno de mis buenos amigos hablando de su experiencia ha dicho que ha aprendido a “amar con raciocinio”. Personalmente quiero explicar ese concepto porque él como a casi todos mis amigos lo conozco muy bien (y no desde atrás porque eso no es aquí): la expresión nace de la diferencia que siempre existe en el intercambio de cariño o de amor entre la pareja.

No es necesario pasar por muchas relaciones de pareja porque ese efecto se hace presente en casi todas las experiencias, siempre, siempre hay una parte que siente que quiere más o que es capaz de arriesgar más por el otro, y se llegan a escuchar frases como: es que yo te quiero más, o la peor, es que tú no me quieres como te quiero yo… y de entrada se pueden observar algunos detalles que son los que quiero resaltar y llamar la atención en caso de estar en una relación de pareja.

Resulta curioso ver como van transformándose los puntos de vista en la pareja, porque es común que al principio, en el enamoramiento, se ven las gratas coincidencias, los puntos de encuentro, lo común, para luego, producto de nuestro letargo, descuido y falta de iniciativas dar paso a la crítica, a aquello que ya no toleramos por lo “diferente” que resultó porque sencillamente su manera no es igual a la nuestra y lo que antes nos acercaba hoy ya pierde valor, se comienza a apreciar lo radicalmente opuesto.

Cada quien tiene una forma de querer a la otra y eso debe respetarse y sobre todo aceptarse, si somos capaces de identificar una diferencia y ésta no es de nuestro total agrado debemos empezar por trabajar primero en nosotros mismos para elevar nuestros niveles de tolerancia, lo segundo y más importante del proceso es la bendita comunicación… qué difícil se nos hace, pero de una u otra manera tenemos que atrevernos, tenemos que intentarlo, la apuesta por la comunicación debe seguir con el mismo entusiasmo con el que se inició la relación de pareja, a mi juicio es lo único que podemos hacer para obtener de ella el ajuste de conducta; y en la misma línea y con la misma vehemencia ayudar a quien nos acompaña a descubrir sus propias trampas, pero también debemos estar muy dispuestos a escuchar si es de nuestra parte donde hay que poner un extra.

El título también tiene mucho que ver con las injusticias entre la pareja, con el desbalance no sólo del cariño propiamente sentido sino de la expresión del mismo, muchos lo denominan la “Ley del Embudo”, y es que cuando hablamos de relaciones de pareja debemos tener presente que si se deciden espacios compartidos, éstos se entreguen por igual y primordialmente me refiero a la familia quien eventualmente pierde un integrante ante tanta entrega, esa desproporción es la que debe evitarse.

Amar con la razón es balancear esa entrega, es construir a la par, es entender primero, dar primero y ayudar primero porque la apuesta es total, es conjugar el verbo en plural y les aseguro que siempre se gana, porque aún en los peores resultados nos queda la satisfacción de haberlo intentado; como dice mi amigo en su lenguaje coloquial, es evitar manejar la vida como si se tratase de un carro sincrónico donde primero se “mete la pata” y luego se hacen los cambios. Es que no me cabe la menor duda que casi todos contamos con una historia donde el arrepentimiento de nuestra pareja se ha hecho presente, y esto ocurre generalmente un poco tarde y lanzo la primera piedra porque reconozco que “he metido la pata”, y lo peor… aún no hago los cambios.

Hace mucho tiempo con mis otros amigos, los del softball, les decía que la vida la asocio totalmente a este juego, siempre que me uniformo lo hago pensando que vamos a ganar, particularmente quiero ser el que de el batazo clave o el que haga la jugada salvadora pero lo que sucede en el terreno de juego muchas veces es distinto y en oportunidades ha sido por algún error de mi parte que hemos perdido; no obstante lo importante es evaluar el error e internalizar el cambio, el ajuste, lavar luego el uniforme (que es lo equivalente a perdonar) y en el próximo juego volverme a uniformar pensando nuevamente que vamos a ganar.

Amar con raciocinio puede ser, seguramente, para quienes entregamos todo desde el principio, una difícil tarea porque si bien el juego nos exige lo mejor de nosotros, es decir, desde el mismísimo primer ining, debemos conservar la energía suficiente para que a lo largo entreguemos ese extra que demandamos y que se nos demanda, de no hacerlo, el resultado será el más lógico… porque ya habrá "otra persona" que lo haga mejor y sin duda podrá pelear el puesto que creemos es sólo nuestro, en consecuencia, menos mal que mi amigo decidió hacer los ajustes a tiempo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te cuento que despertaste mi interés en leer a la Sra. Forner..Confieso que a pesar de ser Reina, camine un tiempo como Damisela, esperando equivocadamente el día en que mi Rey, se parara a mi lado y con un beso me devolviera la corona…!! Que cosas no?

En cuanto al tema de esta semana “Amar con Raciocinio”, definitivamente los seres humanos complicamos las cosas, si es tan rico amar y dejarse amar; si todos en el fondo demandamos la compañía de una pareja, con sus días y sus noches, porque costara tanto asumir el compromiso; Porque costara tanto ponerse ese uniforme, convencidos de que el juego no será fácil, pero con la firme disposición de hacer el trabajo necesario, sin olvidar que se forma parte de un equipo y que todos somos parte importante, disfrutando y sintiendo cada cosa que suceda en el terreno de juego.

Creo firmemente que no hay formulas mágicas, que hay que decidirse e ir haciendo los ajustes a medida que se vallan presentando, pues nadie sabe hoy cual será la complicación de mañana.

Para mi el viaje en pareja si tiene sentido, pero se debe cambiar de traje, entendiendo que somos más de uno..!!

Nuevamente me sorprendes con tu transparencia, hay temas en los que te percibía como a un caracolito…

RS

Anónimo dijo...

Quiero que sepas que reviso tu blog a diario esperando una nueva ¨trascendencia¨ tuya.

AMAR es la RAZÓN, sin embargo mantener una relación de pareja sana a través del tiempo es más una cuestión de razón y verdadero compromiso que otra cosa. Cuando comenzamos una relación y nos enamoramos, nos cegamos y dejamos, consciente o inconscientemente, de ver aquellos elementos que, ciertamente, encienden una luz roja advirtiéndonos de ciertos aspectos de nuestra pareja que seguramente algún día, no muy lejano, tendremos que afrontar. Equivocadamente pensamos que podemos, de alguna manera, cambiarlos y amoldarlos a nuestro ideal. Nada más lejos de la realidad.

Es justamente ese raciocinio, nuestra razón, lo que nos diferencia de los animales. Es por ello que estoy absolutamente convencida que, lamentablemente, no debemos dejarnos llevar únicamente por esa química que hace que sintamos esas ganas incomprensibles y difíciles de controlar de compartir todo con ese ser especial, sino que debemos prestar atención a esas señales que se nos muestran, si no en un principio, en algún momento de la relación y definir que tan importantes son para nosotros.

Todo es cuestión de prioridades y, si bien es cierto, se ama con el corazón, debemos estar claros que el amor no sólo es alegría, paz, emoción, también es, en ciertas ocasiones, dolor, lágrimas y una enorme desilusión.

Ninguno de nosotros tiene en sus manos el don de ¨ver el futuro¨ y poder, así, discenir si ese amor será o no el definitivo que todos buscamos. Sin embargo debemos ser suficientemente maduros para disfrutar de esa oportunidad que Dios nos está dando de amar y ser amados, pero siempre con los pies bien puestos sobre la tierra y teniendo en cuenta que ni existen los prícipes azules y que nosotras tampoco somos princesas.

Todos hemos tenido experiencias con nuestros momentos felices y otros no tanto, sin embargo, estoy plenamente convencida que la situación ideal de todo ser humano es amar y ser amado. Se que no es fácil pero también se que se puede lograr.

Una vez mas felicitaciones y no dejes de alimentarnos con tus trascendencias...Muchas gracias...

Anónimo dijo...

No vale, te pasaste jajajaja que cosa más cuchi esa foto….

Será que cuando mis padres iniciaron su relación amorosa estaban al tanto de todo este tema de amar con raciocinio? a decir verdad, jamás escuché en la casa sobre el significado de amar con inteligencia y realmente me pregunto cómo hicieron mis papas para lograr tantos años de convivencia, tolerancia, respeto, no sé cómo llegaron a la entrega total…. Aunque el raciocinio debe estar presente, me parece que los seres humanos complicamos las cosas cuando interviene la razón más allá del sentimiento, porque es ahí cuando le damos más vueltas a la cabeza y empezamos a dar prioridad tal vez a ciertos detallitos y debilidades que en el comienzo de la relación pues ni se veían, y que como es lógico todo ser humano posee; dándole cabida incluso a las dudas, a los por qué.
¿A caso debemos ser 100% cabeza? ¿Qué hacemos con los impulsos, las pasiones, el deseo y cualquier otro sentimiento que se origina?

Obviamente no podemos dejar a un lado la razón, ella debe ayudar a conseguir nuestro equilibrio emocional y no sólo en el amor sino en todos los ámbitos de nuestra vida. Siempre, para lo que sea que hagamos, debemos entregar lo mejor de sí, sin esperar recibir nada a cambio y se debe arriesgar estando consciente de que siempre existe la posibilidad de que las cosas no funcionen de la manera en que queremos. Cuando algo no evoluciona por cualquiera de las razones que fuesen y no hay más nada que hacer para remediar hay que saber perder sin decaer pensando en que siempre tendremos una nueva oportunidad.

De lo que estoy completamente segura es que el amor es como cualquier ser viviente, hay que alimentarlo para que crezca, se desarrolle, se transforme y evolucione; se trata de ir juntos y de pasar por varias etapas, no obstante, antes tenemos que estar claros que Amar es un acto consciente, cuando se decide amar, la persona está dispuesta a hacer lo necesario para hacer feliz a la persona amada. Amar es un verbo y por lo tanto una acción más que lleva consigo la voluntad de querer hacer. Si éste existe, pues lo demás es tarea fácil.