lunes, 6 de agosto de 2007

El divorcio después del divorcio (2da parte)

En la primera parte de este título reseñé de manera general cómo nos valemos de sentimientos negativos para alejarnos de nuestros valores y caer en el descuido con nuestra pareja para llegar a una separación, a un divorcio. Lo paradójico de esta segunda parte es que la escribo luego haber recibido la noticia del matrimonio de mi sobrina y su novio a quienes desde ya comienzo a dedicarle todas mis energías positivas para que tengan el éxito que, por ahora y en cuanto a matrimonio se refiere, su tío no tuvo en una oportunidad.

Y siguiendo con el tema que nos ocupa, hay que decir que el divorcio en feliz término es algo casi imposible y ésto me lo asegura un gran amigo de un amigo que conozco bien. Pese a que en el matrimonio como en el divorcio se persigue “la felicidad” (con la otra persona y luego sin ella respectivamente) es común que en algunas de las partes quede un resentimiento, el sinsabor de lo que no pudo llegar hasta que la muerte separara, la frustración del proyecto de vida, el cambio no planificado, la soledad, la tristeza, la amargura y en otros tantos casos, el odio. Esto tiene su tilde cuando de la unión quedan hijos.

El efecto puede durar tanto más nos avoquemos al recuerdo, nos pasa la película y la repetimos en nuestra mente a cada rato, la conversamos con una y otra y otra amistad buscando descargarnos, es como manejar un carro mirando por siempre al retrovisor, dejando de ver inclusive el paisaje que tenemos por delante. No hay un plazo estimado para el desamor y el final de ese proceso sólo se consigue con una de las acciones más nobles que muy poca gente enseña o que casi nadie practica, el más ejemplar de ellos se llamó Jesús de Nazareth, un hombre que no le bastó con perdonar sino que pidió el perdón de Dios a quienes le adversaron pues no sabían lo que hacían.

Pero si por el contrario recordamos los tormentos que nos llevaron a la separación y si percibimos que la otra parte hoy hace un nuevo camino en donde nos parece que alcanzó primero que nosotros “la felicidad”, el resultado de la mezcla será explosiva porque la competencia y la pugna tomarán letra mayúscula y se retomará el ataque para quien hoy se transforma en la única persona culpable de nuestro triste destino. Cuando aún no se perdona al otro, cuando nos hacemos presos de un recuerdo que alimenta la ira y cuando se piensa en una manera de “ajusticiar” porque hoy no conseguimos lo que el otro sí, la conclusión es una sola: hacerle la vida cuadritos y no ponérsela fácil a quien adolece de la patria potestad de los niños, no importando los sentimientos de ellos.

Al mismísimo rincón del mundo se mandan las conversaciones de altura, el entendimiento, la comunicación sobre el bienestar de los niños y el respeto y consideración que como ex pareja retomamos. Y es que así como se nota cuando la otra persona es feliz, también se nota cuando no lo es. ¿Qué queda entonces por hacer? sería la pregunta.

A saber veo tres vías: el camino de la destrucción total o seguirle el juego a los desvalores, donde con coraje respondemos en un tono más elevado y caemos en su terreno porque “ahora sí va a saber quién soy”, aquí no importa el stress de los niños hasta que se llega, por la vía del cansancio y cuando ya se ha perdido el juicio o no nos asiste la razón, a la segunda salida: los tribunales, y es que se hace necesaria la presencia de “alguien” que sea legítima y verdaderamente capaz y con juicio para que imponga lo que judicialmente tenemos que obedecer dejando en su sitio al que anda fuera de él. Y la tercera salida, que es la de seguir apostando a la comunicación, a la presencia de Dios, a la salud mental de los niños y al desarrollo de la verdadera felicidad, a nuestra inteligencia emocional y nuestra capacidad de entendimiento y comprensión, a la paz interior, a la tranquilidad, a la conversación de altura y respeto para con quien una vez escogimos hacer una unión y tener hijos.

Prefiero apostar por la tercera vía, rara vez a una amistad le aconsejaría un divorcio (de hecho sólo a una), como dice la canción: “de pareja venimos y en pareja hay que terminar”. Hay que hacer uso del amor propio y del amor a nuestros hijos. El amor es una fuerza interna que hace pongamos de nuestra parte el empeño en darnos cuenta qué estamos haciendo mal, el amor genera esa voluntad necesaria para hacer los cambios de actitud y seguir con ese proyecto de vida en pareja, para continuar con el compromiso propio y mutuo; por eso el amor es una decisión, es una convicción interna, es parte de nuestra madurez de pensamiento, amor y madurez que espero siempre le asista a mi sobrina y a su futuro esposo para que por el resto de sus vidas se acompañen en un proyecto común.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos casamos pensando que esos imperfectos del noviazgo se arreglan con el matrimonio, en otros casos los imperfectos salen después de casado pero en fin, el cuento es que nos aventuramos y entonces comenzamos a construir y hacer todo cuanto sea necesario para consolidar esa unión, inexplicablemente comienza una competencia por demostrar quien hace más, olvidamos lo más importante el amor, ese mágico sentimiento que todo lo puede, entonces, dejamos pasar los detalles mas pequeños asumiendo que eso no va afectar en nada la relación y pasa el tiempo y pasa el tiempo y dejas pasar y pasar hasta que un día te consigues atrapada (o) en una relación que no es lo que tu quieres para toda la vida, lastimosamente cuando se sientan y deciden hacerle caso a esas desavenencias, ZAS..!! ya el desamor a tocado la puerta de esa unión que se juro “para toda una vida”…


Mis amistades me preguntan si estaría dispuesta a vivir nuevamente en pareja y sin duda digo SI, no veo mi Divorcio como un fracaso lo asumo como una OPORTUNIDAD hoy estoy convencida que Dentro de una relación a los ruidos y las señales hay que prestarle atención que definitivamente es mejor prevenir que lamentar, hay que cuidar cada detalle para que la construcción sea de calidad y dure para toda la vida… y en cualquier caso con descendencia o sin ella la mejor opción SIEMPRE será el dialogo.


Saludos
RS

Anónimo dijo...

Cuando lei la parte 1 y no tenias comentarios, pense que se debe a que no es un tema fácil este del divorcio, muy pocos quieren hablar de él, aunque hoy en dia es considerado casi que un problema de salud publica por el alto indice de problemas infantiles generados por lo que a mi me gusta llamar "La venganza de los padres".

Se usa a los niños para manipular, vengarse, etc. se los coloca en el medio de un pleito que no es de ellos, con lo que su potecito de mami y su potecito de papi se resiente.

Me imagino a un niño como la unión de dos potecitos, el del lado derecho lo llena papi y el del lado izquierdo lo llena mami, y a estos dos potecitos los une su corazoncito, que al latir los mezcla.

Cuando mami o papi hablan mal del otro, hay un potecito que se re-siente, es como si se pretendiera negar esa parte del cuerpo de ese niño, entonces el niño automaticamente se solidariza con el progenitor que ha sido criticado y se comporta como él...
con esto le demuestra al que critica, lo importante que es esa otra parte suya.

No, el tema no es fácil aunque sea fácil divorciarse, porque lo dificil hoy en dia es decir: a pesar de todo esto hoy me quedo y veo como lo resuelvo.

Dirimir las asperezas en el matrimonio resolver nuestras rabias y frustraciones sin proyectarlas en el otro es tarea titanica de reconstruir nuestras heridas emocionales, heridas que vienen de nuestra propia infancia, sin idealizar a nuestros padres, resolviendo nuestros duelos, es entonces que tal vez con todos esos parchitos, podamos ver a nuestra pareja como la que realmente es.

Me gusta decir que la pareja ideal no existe, la pareja ideal es la que tienes ahora, la que te tocó, la que penetró tu herida y te la muestra para que la resuelvas.

Asi podemos llegar a vivir con la persona que aún a pesar de nosotros mismos se queda a dormir en la almohada que esta al lado de la muestra.

No es fácil vivir contigo, ni conmigo, ni con el vecino, porque en nuestra mente siempre está el oscuro deseo por el pasto del vecino, creemos que es más verde que el nuestro...

Amar es una decisión... me quedo o me voy!

Anónimo dijo...

Saludos Cuñado, te felicito por tu vena escritora y deseo que te lleve bien lejos "no en la distancia mas si en el logro de tu paso por esta muy corta vida" Saludos

Unknown dijo...

JC,
excelente site. te comento: yo me case una vez y me divorcie; no tuvimos chamos lo cual fue un gran alivio porque me parece que los chamos son siempre los que mas sufren en un divorcio; aunque se haga lo mejor que se pueda, la separacion produce estragos en los "hijos de un divorcio" (HDD) hasta cuando son adultos. Mis padres se divorciaron cuando yo tenia 19 y ahora con 40 todavia sufro las consecuencias. Esas consecuencias, son quizas, igual de fuertes a lo largo de la vida de un HDD, pero uno las maneja de manera diferente a medida que madura y en ello juega un papel importantisimo el rol de los padres en su aporte de experiencia, amor y sobre todo de presencia (es decir estar alli para ellos).
El divorcio, a mi parecer, es una herramienta que nos pone la vida para aprender. Muchas cosas en la vida del ser humano, se aprenden por ensayo y error y el matrimonio no escapa a esta afirmacion. Lo importante despues del divorcio, es poder recapitular cual es el enfoque de la vida que uno tiene, cuales son los objetivos e ir a perseguirlos nuevamente con mas tenacidad, claridad y firmeza que antes. Algun filosofo dijo que la felicidad y sustentabilidad de un principe (ya te debes imaginar de que filosofo hablo)ciertamente depende en cierto grado de las fortunas que le presente la vida, pero el real exito lo encuentra cuando saca el mayor provecho a sus virtudes. Es decir, casarse y tener exito (y esto empieza desde el noviazgo) es mas cuestion de virtud que de suerte.
Hay que aprender a despertarse de las pesadillas y volver a sonar...sonar los suenos que uno siempre ha querido, y que vendran...
Un abrazo hermano.
Toro