Tienen que ir a Carora, la tierra donde nació mi mamá, de allá son los mejores guitarristas que ha parido el mundo: Alirio Díaz y el chueco Rodrigo Riera, nuestros próceres Juan Jacinto Lara y Pedro León Torres, el historiador Guillermo Morón, el poeta Luís Alberto Crespo, el director de orquesta Felipe Izcaray, el famoso Fiscal de la Nación Ramón Escobar Salom, Ramón Guillermo Aveledo presidente de la Asociación de Béisbol Profesional Venezolano y el fallecido actor Mariano Álvarez, entre otras ilustres personalidades de Carora. Neruda reflexionó y dijo “…y si el sol escogiese de nuevo, nacería con el nombre de Carora”, y es que hay calor en ese pueblo, no sólo el agobiante e inclemente, propio de una depresión geográfica que una vez fue un gran lago, y es que apenitas bate el viento por la tarde con cierto ruido de borrasca, también se hace sentir un gran calor: el de gente, ese que se trasmite de generación en generación.
No soy caroreño, pero llevo a Carora debajo de mis pies y más adentro, no me basta con nombrarla, hay que tenerla, respirar su nostalgia, Carora es mía, es la capital de los más gratos recuerdos de mi infancia, es la capital de mi cariño, hasta tres días estuvo nuestro Libertador por esa tierra en su “Campaña Admirable”, es su zona colonial una de las más importantes del país detrás de la de Coro y Ciudad Bolívar. La iglesia San Juan Bautista y la capilla San Dionisio es parte del Patrimonio Histórico de Venezuela.
Carora no sólo trasciende por su historia. es considerada la segunda ciudad del más hermoso estado de Venezuela: LARA, ir a Carora y no comerse una tostada caroreña o una arepa rellena con pata e’ grillo (carne de chivo desmenuzada y cocinada al sartén) y un suerito de los “güenos” sería no ir a Carora, en el Club Torres o en Doña Celina pueden degustarlo, inclusive el conocido Lomo Prensao’. De allá el ganado lechero que reúne los genes de rusticidad, mansedumbre, fortaleza, vigor y buena reproducción bautizada como “Raza Carora”, es el orgullo de “nuestra” tierra, cada Junio, cuando se celebra San Juan, se instala la Feria Ganadera. Carora fue el nido de los Cardenales de Lara, fue la cuna del Impulso y lindera geográficamente con el Río Morere, el que desemboca en el Tocuyo y que una vez intentó arrasar con Carora, hoy, es un delgado hilo de miel de perezoso curso.
Tierra de apellidos: los Álvarez, los Herrera, los Oropeza, los Riera, los Meléndez, los Zubillaga, los Carrasco y sus carrasqueras y los Montes de Oca, que conformaban buena parte de los “godos de Carora” esos que viven en casas coloniales de portón y anteportón, el que le antecede al zaguán. Nosotros los Serrano, por el contrario, venimos de aquellas casas de barro o adobe o bahareque, como quieran que se llame se cocina a fogón, se duerme en chinchorro, se come el pollo que recién se “espelucó” y la ñema que calientita se le robó a la gallina, a decir verdad las casas son más frescas, ahí se viste como nos vestimos hace tiempo desgastado, ahí lo niños juegan con los que otro jugó, no somos los típicos cabezones (como mi tío Chus), y tampoco llevamos sombrero aludo, preferimos sudar la imagen, eso sí, sin dejar la huella.
Carora no sólo trasciende por su historia. es considerada la segunda ciudad del más hermoso estado de Venezuela: LARA, ir a Carora y no comerse una tostada caroreña o una arepa rellena con pata e’ grillo (carne de chivo desmenuzada y cocinada al sartén) y un suerito de los “güenos” sería no ir a Carora, en el Club Torres o en Doña Celina pueden degustarlo, inclusive el conocido Lomo Prensao’. De allá el ganado lechero que reúne los genes de rusticidad, mansedumbre, fortaleza, vigor y buena reproducción bautizada como “Raza Carora”, es el orgullo de “nuestra” tierra, cada Junio, cuando se celebra San Juan, se instala la Feria Ganadera. Carora fue el nido de los Cardenales de Lara, fue la cuna del Impulso y lindera geográficamente con el Río Morere, el que desemboca en el Tocuyo y que una vez intentó arrasar con Carora, hoy, es un delgado hilo de miel de perezoso curso.
Tierra de apellidos: los Álvarez, los Herrera, los Oropeza, los Riera, los Meléndez, los Zubillaga, los Carrasco y sus carrasqueras y los Montes de Oca, que conformaban buena parte de los “godos de Carora” esos que viven en casas coloniales de portón y anteportón, el que le antecede al zaguán. Nosotros los Serrano, por el contrario, venimos de aquellas casas de barro o adobe o bahareque, como quieran que se llame se cocina a fogón, se duerme en chinchorro, se come el pollo que recién se “espelucó” y la ñema que calientita se le robó a la gallina, a decir verdad las casas son más frescas, ahí se viste como nos vestimos hace tiempo desgastado, ahí lo niños juegan con los que otro jugó, no somos los típicos cabezones (como mi tío Chus), y tampoco llevamos sombrero aludo, preferimos sudar la imagen, eso sí, sin dejar la huella.
Cuéntese como se cuente, entiéndase como se entienda, nárrese como se narre, desde lejanos, confusos y aciagos días en un convento caroreño, el de Santa Lucía, ningún visitante pregunta por el Dios del pueblo, sino por el distinguido, célebre, famoso y suelto, Diablo de Carora.
Es en Carora, donde hay que quedarse para visitar los viñedos de Altagracia, eso es después de la tercera batea, muy cerca de donde parieron a mi madre, y es que se sorprenderán con el viñedo, con la cata a tan selecto producto y con un inolvidable paseo en globo aerostático. No sólo hay buen vino en Carora para acompañar la suculenta comida, también la música y su tamunangue, por cierto, nada más y nada menos que ahí reside el más reconocido luthier de cuatros: Antonio Navarro, y les cuento que no cualquier músico tiene un Navarro, que lo diga Hernán Gamboa y Cheo Hurtado.
Carora es mi querencia tal como la compone el Tío Simón, es “una” de las que hace que brote lo mejor de mi palabra en poesía y roba mis suspiros, fue Anastasia (mi abuela) su princesa escondida, es mi madre la flor emblema, es su calor el mío, mis vacaciones de bachillerato que siempre recordaré, cuántas travesuras, fue ahí donde conocí a mi otra familia, ah mundo Carora…!!! dice un “caroreñito”, que vive en mí, muy de vez en cuando…!!!
Que Dios bendiga a Carora y a todos sus caroreños porque el sol… ya los ilumina desde el Cerro La Cruz, ahí cerquita…!!!
10 comentarios:
Te botastes hermano! En verdad yo que sí nací allá no hubiese podido hacer un homenaje tan bonito a esa tierra que me vió nacer, Y es que olvidamos lo que ya no nos ocupa sin pensar que lo que hoy vivimos tiene sus bases en el pasado y que tarde o temprano esas experiencias vuelven a ser parte importante en nuestras vidas. No puedo negar que el estado en que se encuentra mi pueblo es lo que me mantiene lejos de ella, pero es innegable que lo que me acerca es la gente bonita con quien compartí mi infancia y adolescencia.
Me imagino que cuando te refieres a "mi otra familia" te estás refiriendo a LOS GALENOS, quienes vacaciones tras vacaciones esperábamos tu presencia para inventar salidas, fiestas (tu eras el parejo de toooodas) y para oir tus carcajadas con las ocurrencias del Chupa y del Gallo Claudio.
Te felicito y estoy en espera de tus próximas reflexiones.
A mundo Carora...
remembranzas de un pasado ya no tan reciente como el tuyo Juan, ya no tan joven, con rostros diferentes, mi Carora de antier, también tiene una caroreñita, de antes que tu nacieras.
No había vacación que no estuviera en Carora. De pequeña llegaba a la casa de Chayo, donde podía entrar al gallinero a recoger los huevos, siempre teniendo cuidado de no enojar al chivo que las cuidaba.
Un día me antojé de un pollito, que Chayo me regaló a pesar de las quejas e inconvenientes que eso representaba en la ciudad de concreto, que luego el perro de mi Tia Chela se lo comió y me echaron un cuento chino de que se había ido por el bajante.
Cómo lloré mi pollito, lloraba aquello que me pertenecía en el corazón, y que en la capital me recordaría la tierra, las piedritas con las que jugaba en solitario...
Llegue a vender caramelos en la bodeguita de Chayo, con ellas aprendí el valor de los centavitos, y como recompensa, almorzaría caraotas con suero, migas de arepa con queso rallado y tajadas, todo junto, no recuerdo si había más platos.
Carora, sus calles solitarias de las 3 de la tarde, las hojitas pasar y la gente durmiendo inspirados por el sopor del calor de agosto. Asi, dormía en la hamaca, mecida por Tacha para que dejara de fastidiar a los loros.
Carora significó para mi más que unas calles, significó libertad, donde era permitido bañarnos en el chorro del agua del techo de zinc de la casa cuando caía el palo de agua.
Porque en Carora casi no llovía, se decía que la lluvia se devolvía de Puente Torres, no se si es que le tenía miedo al diablo que anda suelto.
Carora cuando crecí, a mis 13, fue el lugar de mi primera fiesta importante, los 15 años de Yin...
"Mi otra familia" son los Zerpa, Yin, Yolizan... Hermanos del Alma, que la vida nos puso y también nos separó, hoy lejanos como el tiempo que implacable pasa y nos golpea los recuerdos...
Caminar solitos por las calles hasta la plaza, y no habia que pedir permiso para ir en cambote a bailar... porque a bailar no se iba solo.
También allí me enamoré por primera vez, y recibí serenatas bajo el pretil de la ventana del cuarto de Yolizán.
Ah! Carora de mis recuerdos que te cuento para que trasciendan, porque luego me enamoré en Caracas y me casé con un "musiú" de la capital al que no le gustó Carora...
Hace poco pase cerquita de ti Carora, y me dolió la nostalgia...
Juan Carlos!!!! me gustaría contactar contigo, quisiera conocer tan hermoso lugar y me gustaría tener tus recomendaciones. Que mejor que alguién que lo describa con tanta sencillez y pasión. Pecorita@gmail.com.
Los caroreños siempre sentimos especial pasión por conocer tradiciones y valores humanos del lugar donde nacimos, ó como tú Juan Carlos, nacieron quienes fueron responsables de darnos el ser... pareciera que eso nos fortalece nuestra querencia, por que no en balde los recuerdos más lindos de cada existencia llevan consigo los de la infancia y adolescencia, como la que los caroreños, sabemos vivir... porque con demasiada ilusión, llevamos con nosotros, esa maleta de vivencias que tú transformas en trascendencias.
Llevo por apellidos algunos de los que nombras, Oropeza Riera de Herrera y quiero decirte que también las casonas coloniales que nombras como nuestras viviendas son también de barro, adobe y pisón y que también las adornó el fogón que tanto recuerdas en la de los Serrano, y en las noches por igual, es muy importante el chinchorro, que nos da el descanso a la diaria faena... porque Juan Carlos, eso es lo lindo de nosotros: no importa como nacemos, sino donde lo hacemos... en Carora.
Me encantará conversar contigo cuando vengas por acá y siempre podrás escribirme a emmarosaor@gmail.com
Saludos, muy cordiales,
Ing. Emma Rosa Oropeza de Herrera
de www.encarora.com
Juan Carlos: que frases tan calurosas y luminosas escribiste de nuestro pueblo. Así somos los caroreños claros como el sol que arropa nuestra vida allá, abiertos como las playas que circundan esas tierras llenas de cardones y tunas, alegres como la sonoridad del cuatro que se construye en las manos de los hacedores de música y entusiastas al hablar cuando tenemos un cuento sabroso que echar. Tus palabras me hicieron recordar nuestras infancias y adolescencias compartidas allá en Carora rodeados de tanto afecto y cariños dados por nuestros padres y madres, tios y tias o padrinos o madrinas que han permitido ver la vida de tonos tan disimiles como los atardeceres caroreños. !A mundo!.
EL COMENTARIO DE UN GODO.
Escribo desde España. Me hace gracia lo de godo. Escribo desde este pueblo de Extremadura llamado Usagre, donde los visigodos anduvieron en los siglos VI y VII dejándonos los restos de una basílica y numerosos enterramientos. Y escribo desde Usagre para saludar a todos los caroreños, que al parecer tienen algo que ver con este pueblo de 2.000 habitantes que en el siglo XVI tenía 3760 y desde él partieron para América para recalar en Carora algunos de ellos. Tal vez les suenen los nombres de Pedro Gordón Almazán, alcalde que fue de Carora, o del capitán Juan González Franco, que llego en 1572 a repoblar con Juan de Salamanca, o del présbitero Pedro Gordón de Almazán, hijo del otro Pedro Gordón, o de los hermanos de éste, capitanes Alonso Gordón y Diego Gordón, y de la familia Álvarez que llegó por primera vez procedente de Usagre.
He sentido cierta emoción leyendo la historia de Carora y su barrio colonial. Saludos a todos los venezolanos, J.Larrey
Carora tierra del calor del amor de recuerdos de nuestra infancia,naci,creci y vivo en Carora para muchos es pueblo para nosotros es "NUESTRO PUEBLO AMADO" el heco de leer esas lineas escria por ustedes recuerdo mi infancia lleno de momentos enolbidable como los de ustedes mi apellido no es muy conocido pero conosco personas con algunos de esos apellidos nombrados como el fallecido Don Teodoro Herrera y a su gran esposa Doña Carmen Curiel de Herrera sus hijos y nietos personoas muy amables y tiernas al Señor Pablo Alvarez del balcon de los Alvarez y muchas otras personas,pero es muy importante recordar de donde somos y donde nacimos con orgullo y mucho sentimiento Somos "CAROREÑOS" de alguna u otra manera como el Señor Juan Carlos lo escribe no es nacidos peromuy dentro de èl se siente un "CAROREÑITO" al igual que nosotros....
Me despido con mucho AMOR CAROREÑO.
Atten: Maria Freitez
Hace un tiempo hizo un comentario José Larrey sobre Carora y los caroreños y quería saber qlgo relacionado con las familias de primeros pobladores de aquella ciudad, concretamente de los apellidados Alvarez y Gordón de Almazán, que procedían de este pueblo de Usagre /Extremadura/España/Ruego a algún versado en historia que me conteste en este blog
Hermoso ensayo. Bien escrito. Apenas dos acotaciones: ni Ramón Escobar Salom y Ramón Guillermo Aveledo son caroreños; pero sin duda alguna, merecían serlos. Y, la otra, lamentablemente, es que, Carora, la República de Carora, como solía llamarla mi pariente don Luis Beltrán Guerrero, el más grande humanista del siglo XX, ahora sea conocida por los secuestros, extorsiones, sicariatos, que azotan a toda la población caroreña, sin distención de clases alguna; mi familia ha sido víctima de ello, y podría decir que un gran porcentaje de honorables familias caroreñas han sido víctimas de esos temibles delitos que hoy calcome a la sociedad venezolana.
Paisano Juan Carlos , Me gusto mucho su comentario , me hizo recordar con nostalgia y añoranza a mi pueblo Carora , que lastima que hoy en dia a mi pueblo lo este atacando ese cancer social que es la delincuencia , recuerdo que uno podia amanecer dando serenatas en aquel pintoresco pueblo que era lleno de buenas costumbres ,pero si quiero que Carora sea socialmente lo que fue en otrora Dios bendiga a mis paisanos , alla en mi tierra!!
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