Tengo el placer de ser un gran amigo de un “gran” tío, me contaba que recientemente fue a los parques de Orlando y que se dispuso a montarse en las montañas rusas que pensó que nunca se montaría, me confesó que sintió miedo, ansias, como médico se percató previo a SUS experienciaS, en laS montañaS rusaS que se montaría, de la funcionalidad de los equipos médicos y paramédicos, sobre todo porque siempre teme a un infarto en circunstancias apremiantes, en fin… con sus hijos se ubicó en la cola y cual macho caroreño, así como cualquier otro, se fue llenando de valentía, se montó, se sintió seguro con los aparejos y mecanismos que lo fijan al sillón del carrito que lo elevaría, y mientras subía su miedo aparecía incrementándose, lógicamente, aún en sus ganas de detener el trayecto en aquella empinada e interminable cuesta, él no podía hacer nada, así que… a lo hecho… pecho…!!! En fotos se deja evidenciar que obviamente sus ojos estaban totalmente apuñados, no vio nada mientras bajaba… pero lo hizo…!!!
Mi tío tiene 56 años…
Yo no sé si me montaría… tal vez… seguramente empujado por mi hija… pero no creo que por mi propia voluntad lo haga, sin embargo lo que quiero decir es que en cada momento de nuestras vidas hay una montaña rusa en la que debemos tomar la decisión de elevarnos en ella y luego sentirnos que hemos superado un momento. Por ponerles un ejemplo de lo que les digo, creo que nuestra primer montaña rusa pudiera ser la decisión de una carrera profesional, luego los trabajos (en mi caso, esas montañas rusas parecen ser interminables) y finalmente una de las más difíciles de asumir, tal vez por experiencia propia, es la de la vida en pareja…
Esta vez no me refiero para nada al divorcio, creo que la experiencia matrimonial que tuve fue enriquecedora y sin lugar a duda pese a que “nos bajamos” antes de que culminara el viaje; obviamente quiero referirme al viaje que viene después… y no sólo a ese viaje que se hace en pareja sino también a aquellas decisiones particulares que vienen luego que “nos bajamos” de una buena experiencia, bien sea porque sentimos cumplidas nuestras metas y estemos siempre a la búsqueda de unas nuevas, bien sea porque las “vueltas” se tornan monótonas, o bien sea porque nos ordenen bajarnos sencillamente porque ya concluyó nuestro viaje.
Los chamos (niños) son el mejor ejemplo de empuje, de decisión, de energía, de ímpetu en los parques de diversiones, ¿por qué?, se me atreve a decir que por aquel viejo refrán que dice: “muchacho no ve peligro”, y es así, vivimos poniéndonos barreras para todo, por miedo al fracaso, por miedo a fallar, en oportunidades porque también somos conformistas, no anhelamos, no buscamos intentar un trayecto más alto… y ponemos cada excusa que muy eventualmente no nos atrevemos a explicar porque sería atentar contra nosotros mismos.
Esta pequeña historia de mi tío, también dice algo más e inclusive tan importante como lo es ver superadas nuestras metas, me refiero al esfuerzo de seguir nuestros sueños, de hacerlos realidad, de luchar por ellos… no sé si en la infancia caroreña de mi tío, esa de calor, piedra y tierra, estuvo ir a Orlando para “pasear” en una montaña rusa, por su “inocencia” (aún hoy día parecida a la de un niño) no lo creo, seguramente eso vino después, pero lo importante es que se atrevió a hacerlo y lo hizo…!!! se atrevió a lograrlo y lo logró…!!!
Cuando nos atrevemos a amar de nuevo, eventualmente no nos conformamos con un poquito, siempre queremos más (más cariño, más amor)… cuando estamos evaluando cambiar de trabajo, pocas veces, por no decir nunca, lo hacemos por el mismo paquete económico, siempre apuntamos a uno más alto; cuando nos rodea la mente de un negocio, siempre lo hacemos con el espíritu de obtener una rentabilidad… la nueva montaña rusa siempre se eleva y fíjense: ese nivel siempre lo incrementamos o lo fijamos nosotros mismos.

Admiro a quien se fija una meta y lo logra, admiro a quien se atreve a amar de nuevo y apuesta por más, admiro a quien no se conforma con su monótono trabajo, admiro a quien se esfuerza por ser mejor pareja… Hoy quiero admirar a mi sobrina por ver cumplido uno de sus sueños, hoy guardo esperanzas para admirar su éxito: en pareja y profesionalmente.
Hoy quise escribir mi más sentida tarjeta de regalo que no entregué… para ella y para su esposo, para quien amo y para todos ustedes que bien lo merecen…!!!
(cabe decir que también admiro a mi tío…!!! Bravo Chus…!!!)