viernes, 22 de mayo de 2009

Padres "postizos"

Ser un padre "postizo" o madre "postiza", significa grandes cosas: significa la identificación del amor hacia un niño que puede ser comparable con el amor que se le brinda a un hijo “biológico”, y eventualmente también puede significar un gran límite pues hay una figura que respetar: la figura del verdadero papá o mamá biológico(a), cuando éste existe y su presencia cubre en el niño espacios de importancia.

Puedo decir sin límites y con una inmensa satisfacción que he vivido y vivo en el corazón de niños que me aprecian como una figura parental referente (distinto a ser un ejemplo o un modelo) independientemente de si conocen o no, si comparten o no, con su papá biológico. Ser una figura parental referente (tío, papá, primo, abuelo) es algo que se gana, que da sentido de pertenencia y que hace sentir el orgullo de apreciar excelentes resultados justo cuando las cosas se hacen bien y provienen del corazón.

Realmente esa intención (la de ser padre o madre "postizos") debe generarse con el mayor desprendimiento y respeto. Parte de la claridad y la realidad que grita que no se pretende ocupar el espacio del papá o de la mamá sino más bien el noble intento de ser el o la amigo(a) que quiere ganarse la confianza, ganarse el respeto, y que adicionalmente sabe brindar orientación, protección, cariño, contacto físico y comprensión, acompañadas de un gran sentido común; lo cual, para los casos de segundas relaciones también debe propiciar posibilidades de acuerdo, de colaboración y de ayuda mutua, es decir, ser un soporte adicional para quien ejerce la responsabilidad de lo que en términos legales se denomina “patria potestad”; responsabilidad que basada en diversas razones y motivos naturales le es otorgada por Ley a la madre.

Pero también debe existir una gran amplitud de pensamiento, para niños de padres divorciados no habrá una mejor situación que aquella que sugiere ver a sus padres compartiendo en espacios comunes y cuando evidencian que no existen límites para compartir en espacios distintos con la nueva pareja; esto minimiza las apariciones del miedo, incrementa la auto confianza, la confianza con los padres y con terceros, fluyendo con efectividad cualquier intención que propenda aplicar un correctivo. Generalmente, por inseguridades y falsos temores no siempre la ex pareja logra el necesario, indispensable y sano entendimiento; según la pedagoga argentina Nora Rodríguez muchos núcleos familiares se niegan a reconocer que el “desmembramiento familiar” (en cualquiera de sus figuras) provoca problemas en los niños pues hay un cambio de su realidad y la nueva realidad se inicia a partir del duelo por esa pérdida (trastornos producidos por la padrectomía); “el niño es el elemento más débil en todo el proceso de desmembramiento” asegura la pedagoga, y es insospechablemente peligroso cuando se le utiliza para el beneficio de uno y no de todos.

Pero esta tarea puede resultar mucho más sencilla cuando el niño desconoce a sus padres. Para sorpresa de muchos, inclusive para quien les escribe, esta pedagoga asegura, en su libro “Hermanos cada 15 días”, que en los novedosos esquemas familiares, los formados por parejas homosexuales, existen menos dificultades para crear un entorno favorable para el niño, han evolucionado, más que cambiado los esquemas de vinculación, comprenden mucho más rápidamente la necesidad de que el niño identifique su lugar en cada familia, lugar que seguramente no llegaron a tener o por haber sufrido experiencias de vínculos afectivos débiles. Obviamente, el sentido de familia es distinto al esquema de valores clásicos pero apunta asertivamente a la preparación de los menores para la sociedad y la vida.

Ser padres, en su definición moderna, implica una condición de intercambio constante en tiempo y espacio, esto puede reconocer la existencia de padres temporales, pero implica también el construir junto con el hijo o hija, lazos afectivos duraderos en ambas direcciones, y lo mejor de todo es que también implica una escogencia y reconocimiento del menor como la figura parental significativa basada en un apego emocional en constante desarrollo y no necesariamente por ser los progenitores.

Al verificar el anterior concepto, necesariamente debo hacer una referencia para expresar mi palabra más sentida por el deseo de éxito a todas aquellas parejas que escogen ser padres en adopción, evento sublime donde la voluntad trasciende lo biológico, en donde “el deseo de hijo” rompe cadenas consanguíneas y se convierte en el acto de elección más grande en relación al bebé que ninguna otra pareja haya podido hacer por él.

"Alguien una vez me invitó a soñar mis mejores deseos para mi hija y los hijos e hijas de mis amigos. Luego me dijo que invitara a todos esos amigos a soñar lo mismo, porque lo que sueñan muchos, inspirados por un amor puro.., pronto se hace realidad" (anónimo).


A Aitor y Aurea con toda mi admiración
desde este rincón del planeta...