Créanlo o no, quien les escribe fue un ser muy tímido, y eventualmente aún reconozco parte de esa persona en mis relaciones personales. Al acudir a la gaveta de recuerdos me doy cuenta lo complicado que se me hacía todo y lo que dejé de hacer por verlo de esa manera. Fui un niño de pocos amigos, selectivo, y aún lo soy, fui consecuentemente un adolescente sin muchos atrevimientos emocionales, recuerdo hoy con mucha gracia que al entrar al bachillerato con mi chemise azul me gustaba mucho una muchacha que cursaba el cuarto año con su chemise beige, un buen pasatiempo era admirarla a escondidas, en silencio, era tan bella que paradójicamente cada vez que la veía y la tenía justo en frente corría para evitarla, hasta que una vez decidió perseguirme al campo de softball del Liceo donde finalmente me capturó (y me abrazó - Diosss…), me preguntó qué me pasaba y muy nervioso atiné a decirle con los ojos medio apuñados como quien espera el estallido de un “bin laden” que lo que me pasaba era que ella me gustaba muchísimo… en fin, para no desviar el tema, fue una vez comenzados mis estudios universitarios cuando empecé a perder esa timidez…
En esa materia (la del cariño) fui muy decente la verdad (y creo que aún lo sigo siendo), escribía, cantaba algunos boleros y baladas punteando una guitarra, al menos lo suficiente para seguirle el tono a la canción, regalaba flores, chocolates… hacía cosas consideradas “románticas y cursis” que eventualmente me ayudaron a lograr el tímido objetivo de un beso… hasta ahí… difícilmente llegué a encontrar el profundo interés hacia mi persona y cuando lo encontré… nos casamos. Definitivamente el amor no es apto para tímidos…
Según un estudio escocés (no sólo hacen buen whisky), la clave del amor es simple: si nos gusta alguien, sólo hay que decírselo. Y si se quiere potenciar el efecto, es más que aconsejable mirar a los ojos a la otra persona y sonreír al decirlo. Quien dirigió el estudio: Ben Jones, afirmó que "si combinamos la información que tenemos sobre la belleza física de una persona, con la información de qué tan atractivo le parezco, eso me permitirá saber cuánto esfuerzo debo poner en esa relación, en otras palabras es saber si debo evitar dedicarle tiempo a cortejar a personas atractivas que claramente no tienen intenciones de corresponderme”.
En el estudio, se les pidió a 230 hombres y mujeres que miraran una serie de tarjetas que mostraban un rostro con diferentes expresiones y según Jones, el resultado fue "que la mayoría consideraron que la cara más atractiva era aquella que los miraba directamente a los ojos y sonreía". Por eso, el estudio concluye que la atracción es la combinación de belleza natural con ciertos signos sociales, a saber: el contacto visual, la sonrisa y/o la declaración verbal. Lo que consideramos como gente atractiva se relaciona, entonces, con la forma en que una persona se comporta y, a su vez, cuánta atracción sienta y demuestre por nosotros. Este estudio se presentó hace poco en el Festival de la Ciencia en Liverpool – Inglaterra.
Esto puede servir de explicación cuando se pregunta por qué una persona puede sentir que le atrae alguien que, por su aspecto físico, no es fascinante; como también puede utilizarse para entender por qué los simpáticos tenemos más suerte…
Creo que el estudio, por demás respetable, es un reflejo de nuestra búsqueda por “optimizar” nuestro tiempo, algo así como el McDonalds del cariño, esto puede ser peligroso porque para estos casos no creo en la existencia de “la mejor receta” o la "fórmula mágica", no está en un anaquel disponible para su consumo o parafraseando a Ricardo Arjona en su último éxito “esos duendes del milagro que te hagan despertar enamorada” no existen. Se está buscando descubrir esa receta o fórmula, construir ese “automercado” o encontrar a esos duendes, es la tendencia que se puede observar: hoy por hoy pocos dedican el tiempo suficiente para alimentar, para sembrar y nadie tiene paciencia para esperar germinar y para cosechar el cariño en otra persona por el sólo temor de apreciar el tiempo invertido como tiempo perdido, tal vez por falta de fe, tal vez por inseguridades, tal vez por experiencia o tal vez por lo apresurado que se nos vende la manera de vivir nuestros tiempos y de ahí el afán de obtener o alcanzar todo de forma rápida.
Hay que ser persistente, el tiempo de Dios es perfecto, esa sí es la clave, ahí está la fórmula; al día de hoy sigo asegurando que si tengo que volver a vivir lo que he vivido para llegar al punto donde me encuentro, pues lo vuelvo a vivir…!!! Es mi manera de agradecerle a Él todo cuanto he vivido y por tanto considero que no hay mejor momento que éste que estoy viviendo, todo aquello que ha pasado fue necesario para llegar a edificar lo que hoy “es” en mí…!!! Incluyendo mis pasos errantes… esos que me llevaron una vez en plena carrera al campo de softball en mi primer año de bachillerato…
En esa materia (la del cariño) fui muy decente la verdad (y creo que aún lo sigo siendo), escribía, cantaba algunos boleros y baladas punteando una guitarra, al menos lo suficiente para seguirle el tono a la canción, regalaba flores, chocolates… hacía cosas consideradas “románticas y cursis” que eventualmente me ayudaron a lograr el tímido objetivo de un beso… hasta ahí… difícilmente llegué a encontrar el profundo interés hacia mi persona y cuando lo encontré… nos casamos. Definitivamente el amor no es apto para tímidos…
Según un estudio escocés (no sólo hacen buen whisky), la clave del amor es simple: si nos gusta alguien, sólo hay que decírselo. Y si se quiere potenciar el efecto, es más que aconsejable mirar a los ojos a la otra persona y sonreír al decirlo. Quien dirigió el estudio: Ben Jones, afirmó que "si combinamos la información que tenemos sobre la belleza física de una persona, con la información de qué tan atractivo le parezco, eso me permitirá saber cuánto esfuerzo debo poner en esa relación, en otras palabras es saber si debo evitar dedicarle tiempo a cortejar a personas atractivas que claramente no tienen intenciones de corresponderme”.
En el estudio, se les pidió a 230 hombres y mujeres que miraran una serie de tarjetas que mostraban un rostro con diferentes expresiones y según Jones, el resultado fue "que la mayoría consideraron que la cara más atractiva era aquella que los miraba directamente a los ojos y sonreía". Por eso, el estudio concluye que la atracción es la combinación de belleza natural con ciertos signos sociales, a saber: el contacto visual, la sonrisa y/o la declaración verbal. Lo que consideramos como gente atractiva se relaciona, entonces, con la forma en que una persona se comporta y, a su vez, cuánta atracción sienta y demuestre por nosotros. Este estudio se presentó hace poco en el Festival de la Ciencia en Liverpool – Inglaterra.
Esto puede servir de explicación cuando se pregunta por qué una persona puede sentir que le atrae alguien que, por su aspecto físico, no es fascinante; como también puede utilizarse para entender por qué los simpáticos tenemos más suerte…
Creo que el estudio, por demás respetable, es un reflejo de nuestra búsqueda por “optimizar” nuestro tiempo, algo así como el McDonalds del cariño, esto puede ser peligroso porque para estos casos no creo en la existencia de “la mejor receta” o la "fórmula mágica", no está en un anaquel disponible para su consumo o parafraseando a Ricardo Arjona en su último éxito “esos duendes del milagro que te hagan despertar enamorada” no existen. Se está buscando descubrir esa receta o fórmula, construir ese “automercado” o encontrar a esos duendes, es la tendencia que se puede observar: hoy por hoy pocos dedican el tiempo suficiente para alimentar, para sembrar y nadie tiene paciencia para esperar germinar y para cosechar el cariño en otra persona por el sólo temor de apreciar el tiempo invertido como tiempo perdido, tal vez por falta de fe, tal vez por inseguridades, tal vez por experiencia o tal vez por lo apresurado que se nos vende la manera de vivir nuestros tiempos y de ahí el afán de obtener o alcanzar todo de forma rápida.
Hay que ser persistente, el tiempo de Dios es perfecto, esa sí es la clave, ahí está la fórmula; al día de hoy sigo asegurando que si tengo que volver a vivir lo que he vivido para llegar al punto donde me encuentro, pues lo vuelvo a vivir…!!! Es mi manera de agradecerle a Él todo cuanto he vivido y por tanto considero que no hay mejor momento que éste que estoy viviendo, todo aquello que ha pasado fue necesario para llegar a edificar lo que hoy “es” en mí…!!! Incluyendo mis pasos errantes… esos que me llevaron una vez en plena carrera al campo de softball en mi primer año de bachillerato…