miércoles, 27 de febrero de 2008

De las relaciones de pareja... (parte 1)

De las experiencias vividas puedo asegurar que no existen relaciones de pareja perfectas, es lógico y obvio, como siempre he dicho: “nadie es perfecto, sólo mi papá”. En principio tenemos que hacer un gran esfuerzo interno en una suerte de educación propia, la mejor automedicación para las quejas afectivas es pensar que cuando en la relación algo anda mal es porque algo que debe aprenderse en ese momento, ahí estaremos en la escalera de la evolución.

No soy un experto en psicoanálisis, tampoco soy un letrado de las relaciones humanas, pero como dice Neruda “confieso que he vivido” (yo le agrego: "y leído) por lo que a mi manera voy a intentar identificarles tres pasos que pueden ser básicos para establecer una sana relación de pareja donde espero que sirva para evidenciar lo equivocado que estamos cuando decimos que hemos tenido “mala suerte” en nuestras relaciones de pareja:

Primer paso: definir amor.

Creo que lo mejor para empezar a tratar el tema es el glosario de términos (que nadie lee) para ubicarnos en el mismo concepto y empiezo por definir el que creo que es la palabra más importante acá: “amor”; es sinónimo de felicidad por lo que podemos inferir que si se está enamorado o se está en el amor entonces se está feliz, amor propio, es estar bien con nosotros mismos, es nuestro autoestima, el impulso propio para progresar con entusiasmo, es vivir en paz con nosotros mismos. Amor es un término POSITIVO.

Segundo paso: disociar el amor de otros sentimientos.

Si el amor es algo positivo y es felicidad, entonces cada vez que alguien diga “que está sufriendo por amor” estará cometiendo la contradicción más grande de su historia o lo dirá desde la ignorancia, pero dicho esto si alguien no está recibiendo el amor que quiere, la solución no está en el otro, la solución está dentro de si mismo y es sólo esa misma persona quien debe buscar su propia solución.

El amor no es sacrificio, eso JAMÁS. El sacrificio es un término negativo, es distinto decir que Jesús sacrificó su vida por amor a decir que Jesús entregó su vida por amor, acordémonos del primer paso, es un sentimiento POSITIVO.

Concluimos entonces este segundo paso diciendo que si alguien siente que está sufriendo por amor, realmente está enfocándose en esa parte donde hay ausencia de amor.

Tercer paso: identifica a tu pareja.

Hay algo indudable, somos el reflejo de quien nos crió, así entonces tiene sentido escuchar que somos de nuestros padres la continuación, no sólo por la carga genética sino también por la educación a lo largo de nuestra infancia y adolescencia y como razón lógica si nos ubicamos como padres, entonces serán nuestros hijos el mejor reflejo de nuestra imagen como personas.

Ahora bien, en las relaciones de pareja sucede de manera similar, descubrirlo es fascinante, es ver cómo nos moldeamos el uno al otro, cómo nos acomodamos y hacemos, en oportunidades hasta inconscientemente, un ajuste de nuestra forma de ser para agradar e identificarnos con nuestra pareja.

Así vemos y vivimos relaciones donde una parte que tal vez no se consideró cariñosa en una anterior relación pueda mágicamente transformarse en una persona dulce con su pareja, y eso definitivamente nos hace sentir bien, es un logro, un exitazo para celebrar. El problemita está si identificamos si nuestra pareja tiene algo que no nos gusta porque ahí tendremos que empezar a evaluarnos, y primero nosotros mismos.

Siempre le echamos la culpa al otro, siempre he dicho que eso es lo más fácil, tanto como irresponsable, siempre queremos que sea el otro el que cambie vemos en nuestra pareja más defectos que los propios y eso como que nos alivia la carga. Otra vez nos ubicamos en la parte que no cubre el amor, el amor es perdón no culpa, si amar es una virtud cómo se puede entender que ve defectos. Otra cosa es que nos cansemos de perdonar, como evidencié recientemente en un programa español donde la mujer se cansó de perdonar a su novio aún expresando que lo quería, y otra cosa es que no nos enfoquemos en las virtudes que tiene nuestra pareja sino en sus defectos, alerta con esto !!! porque cuando lo hagamos, tenemos que estar conscientes que la otra persona muy seguramente también lo está haciendo.

En pareja somos un espejo del otro, pero ojo, no es que el otro es infiel porque yo lo soy, NO!, voy a intentar dibujar un ejemplo antes de cerrar el tema y para dejarlo más claro:

“Una niña evidenció que su padre era infiel o creció, al menos, con ese convencimiento, se casó y vivió con un esposo que trabajó en una oficina a la que le dedicaba tiempo extra con mucha frecuencia, esto trajo inconvenientes y decidió a salir todos los viernes con sus amigos hasta que se enamoró de uno de ellos y lo mejor era que se sentía muy bien al punto que cayo en sus brazos”; así pues si bien ella no se reveló con su padre, lo hizo con su esposo tal como fue su aprendizaje, repitió el esquema de su papá y tomó venganza de él, sintió que el esposo lo merecía, se lo había buscado.

Lo indebido o desajustado del otro es su manifestación espontánea, el reflejo aprendido de nuestros padres en la infancia y adolescencia, es lo que emocionalmente inconsciente cree correcto aplicar en un momento determinado, es el convencimiento de hacer lo inadecuado como si pensara que es merecido, obviamente fijando la atención en lo malo que tiene la otra persona.

Dicho lo anterior caemos en cuenta que la solución está en nosotros mismos y en ese poder que es el reconocimiento interno de lo que adolecemos: para tener pareja y ser feliz hay que trabajar con uno mismo, el esfuerzo y el empeño en crecer (asuntos positivos) debe ser sólo nuestro, es nuestra responsabilidad y no la de otro...

jueves, 21 de febrero de 2008

Emociones de Aeropuerto...

En este post quiero darles mis dos clasificaciones para los aeropuertos, eso sí siempre y cuando persigamos una intención “definitiva”, quiero decir un traslado para una experiencia nueva de vida. Es volver o partir y conforme sea la dirección pues es en éstos donde podrá existir una bienvenida o una despedida…

Aeropuerto de bienvenida…!!!

Dicen que no hay nada comparado con la recepción de familiares y amigos en Venezuela, leí de una historia maracucha donde con globos y gaitas recibieron a un familiar que tenía tiempo sin pisar la tierra del sol amada. Los venezolanos le ponemos mucho corazón al asunto de las bienvenidas en el aeropuerto, el promedio de personas recibiendo a un familiar es de tres por pasajero; aunque algunos piensan que el motivo es para ayudar con las maletas que tanto pesan y evitar los excesivos cobros y riesgos por quien hace el traslado, otros, que son muchos, dicen que es la perfecta excusa para armar un “bochinche” de esos que tanto nos caracterizan.

Lo cierto es que en estos aeropuertos se vive la dulce e inquieta felicidad que trae el reencuentro, son los brazos abiertos, son los ojos llenos de emoción cuando se logra leer el vuelo en la pantalla con un parpadeante “Arrived”, la misma emoción de quien viene en el avión y comienza a girar para sacar el tren de aterrizaje, es pararse en puntillas e identificar a lo lejos la figura tan esperada, es entrar a las correas de equipajes y ver a lo lejos un montón de brazos saludando, es mover una y otra vez los brazos para que nos identifiquen, es dar el grito del nombre, y es también el escucharlo, es el impaciente apuro que le imprimimos a los tardíos y no deseados funcionarios del servicio de aduanas, sin contar que siempre es la maleta de quien retorna la última en salir de la correa.

Llegan amores, hay abrazos, hay tanta carga emocional que hay el llanto del niño inconsolable en los brazos de un papá que deja abandonada su maleta y echa a correr para apretarlo fuerte, hay el beso feliz de una mamá a una hija, hay celebración, hay energías positivas. Es interesante observar todas las caras, es una película a full color donde la alegría y la felicidad son protagonistas.

Aeropuerto de despedida…

Qué distinto todo, hasta el aire que se respira es distinto, acá la película es monocromática, nos pasa un resumen de la vida en un momento, se humedece el piso y se esparce un sentimiento que nada parece importarle a la gente que va y viene, unos caminando deprisa y otros muchos más pausados.

El corazón, cual brújula, apunta en dirección inequívoca hacia los recuerdos más sentidos y generalmente con los más cercanos, llegamos a lanzar un autogolpe al sentimiento con una idea remota e incierta de un regreso que procuramos guardar en el rincón del optimismo, y es la esperanza de ese regreso el que logra el inicio de esa bocanada de aire que nos hace sentir que realmente estamos vivos.

A nadie le gusta viajar y desprenderse de sus seres queridos aunque coincido que es mucho más duro partir sin el adiós de cada uno de ellos por todas nuestras costumbres con ellos y ya se empieza a embarcar el vuelo y al minuto siguiente se empieza a extrañar, es un efecto automático, es tener que asumir un nuevo ritmo de vida cuando todo empezaba a funcionar casi perfectamente, se aprende que lo importante de una ciudad no es ser llamada capital de la república, son todas esas personas especiales que dejamos, porque no fuimos creados para vivir en soledad sino en sociedad, en familia.

En fin los aeropuertos son extraños, ambiguos, traen felicidad y también tristeza. Es como estar en un lugar donde con alegría se anhela una llegada, un beso, un abrazo, el calor de la persona que tenía que volver por lo tanto que la queremos, y también donde rechazamos una partida, justo donde se recuerdan momentos significativos, importantes, y de ahí que se respire entre melancolías y nostalgias…

miércoles, 13 de febrero de 2008

Las caras de Cupido...

Quiero introducir el tema de refiriéndome a uno de esos encuentros para solteros que no son nada fortuitos. Les voy a echar un cuento cercano de un fulano que conozco muy bien, así que presten atención: un buen amigo “X” proyectándose en lo “difícil y preocupante” que se supone debe ser vivir en soledad, o sin “pareja estable”, quiso presentarle a mi gran amigo “J” como buen candidato para una “relación seria” a una linda colega de su, entonces, novia, hoy esposa. La candidata es una mujer profesional, exitosa, dedicada, humilde, pero (siempre hay un pero) iniciando un proceso de separación o divorcio. Para hacerles el cuento corto, el “asuntico” no funcionó, las sombras de un pasado muy reciente en algunos puntos coincidentes del amigo “J” fueron suficientes para que el esfuerzo de Cupido, encarnado en aquel amigo “X”, no resultara satisfactorio, todo sucedió en cuestión de semanas.

Ahí aprendí (por experiencia ajena, claro está…!) que existen, entre los diversos factores de evaluación para una relación, dos aspectos fundamentales. Uno va relacionado con el alcance de la madurez para cerrar los ciclos pasados, es decir, haber pasado el guayabo o despecho, cosa que en cada persona sucede de manera distinta y con tiempos distintos y de ahí se desprenden eternas borracheras, llantos inconsolables, viajes al exterior, shoping en Miami, asuntos que pueden durar días, semanas, meses o años. Lo otro que evidencié es la fragilidad de los encuentros que si bien no son forzados, pues nadie apunta con un revólver, de alguna manera opera la preparación del ambiente, el teatro, donde lo natural es fingido e inclusive actuado y de ahí que las bases de cualquier relación que surja podrá caer así goce de la más benévola intención.

Así como el caso anterior también existen otros “cupidos”, gente de buena intención que busca la unión de personas, es el siguiente Cupido un personaje reconocido en la Gran Manzana:

Cupido no sólo encarna en buenos amigos, también puede ser un espacio en Internet pues hay varias webs diseñadas para el encuentro, también programas radiales y de TV, prensa escrita o en organizadores de eventos para solteros (cruceros, fiestas, bingos, etc); pero en Nueva York está al volante de un taxi, es calvo, con bigotes y un indudable rostro del medio oriente.

Ahmed Ibrahim es un inmigrante egipcio de 53 años y organiza citas a ciegas para sus pasajeros solteros por medio de un servicio casamentero improvisado y gratuito que opera desde su taxi. Dice que encuentra parejas, o cuando menos les organiza una cita, a unas ocho personas por semana. Es denominado el Matchmaker Cabbie.

"Nueva York es una ciudad muy difícil para las citas amorosas", (lo que no sabe el egipcio es que Caracas también…)"En este taxi he escuchado mucho llanto y muchos pleitos, y he visto muchos corazones rotos". "Hubo ocasiones en que personas excelentes no se encontraron por cuestión de minutos; una entraba a mi taxi justo después que otra se había bajado de él", dijo.

Lo curioso es que su sistema parece funcionar (y mejor que los “asunticos” de aquel otro Cupido): Natalie Dillon, en abril del 2004 se subió al taxi de Ibrahim acompañada de algunas amigas para ir a una fiesta. Cuando empezaron a comentar sobre lo difícil que era encontrar a un tipo decente, Ibrahim hizo un momento de publicidad a través del vidrio antibalas: "Hey, señoritas, yo formo parejas". Dillon le describió lo que ella buscaba en un hombre, y le dio a Ibrahim el número de su teléfono celular, seis semanas después él la llamó y le dijo: "Natalie, tengo un tipo para ti". Luego de unas semanas se citaron para conocerse, y seis meses después los “encontrados” siguen juntos (¿ven que sí funciona?).

Interpretar el papel de "celestino" con una licencia de taxista es algo que le cae naturalmente, aunque dio con el papel por accidente. Ha aparecido en Fox News, en la ABC y en el Wall Street Journal. Incluso tiene un agente que ofrece su historia a productores de Hollywood (mientras que el amigo “X” está asignado en Nigeria…).

Ibrahim no cobra por sus servicios; lo hace por diversión, dijo. Pero no ofrece su ayuda a cualquiera que suba a su taxi (hay que señalar que el amigo “X” tampoco cobró un centavo... y si lo hubiese hecho tenía que devolverlo…). Sin embargo por mucho que se esfuerce, su trabajo lidia con algo tan complejo como el amor y el atractivo entre las personas, por lo que no todas las parejas que ha concertado han tenido éxito.

Pero también está el Cupido en trámite, y no es otro sino aquel que sin armar teatros logra servir de enlace para uniones que luego dan sana envidia por lo natural como fluye todo, es decir, el que hace el trabajo de Ibrahim pero sin saberlo pues ni se lo propone. Esos tienen sus méritos…!!!

En fin, que cada quien asuma su responsabilidad si el final feliz justifica los medios, y para quien esté gozando de esa felicidad en esa relación y se sienta enamorado o enamorada pues el 14 de febrero es un excelente día para celebrarlo y renovarlo con su pareja…!!!

domingo, 10 de febrero de 2008

La vida es un ratico...

No es fácil cuando se habla de despedidas, sobre todo las definitivas. Generalmente reaccionamos contra las leyes pues cuando gozamos de sentido común no necesitamos que nos impongan cuánto debe ser nuestra participación en los gastos públicos o cómo debe ser mi conducta, sin embargo, al final, es nuestro sentido común que nos dice que debemos aceptarlas y respetarlas. De esta misma manera nos comportamos o reaccionamos cuando se nos impone la Ley de la Vida, y ojo, aquí es Dios el que decide, es el máximo jerarca quien legisla y ordena, y ante Su ley igual debemos aceptar y respetar.

Nuestro paso por la vida como bien lo dijo Juanes, es un ratico, y en consecuencia creo que cada minuto que pasa debemos disfrutarlo y vivirlo intensamente pues no sabemos lo que va a suceder mañana, no sabemos quién se despide de nosotros y tampoco tenemos la certeza de saber si somos nosotros quienes nos despedimos involuntariamente, sólo Él lo sabe.

En mi vida he estado muy cerca de despedidas de personas muy importantes que han dejado una marca especial en mi, siendo la más significativa de ellas la despedida de un ser que no es parte de mi familia pero que indudablemente llegó muy de cerca pues el afecto referencial viene de una gran amistad y aunque pueda concluirse que su partida va en contra de aquella ley supra (antes mencionada) es parte de lo que nos corresponde vivir y experimentar, claro está, el sólo hecho de asegurar que esa partida va en contra de una Ley de Vida indica lo extremo difícil que es aceptarla. Aún hoy día continúa esa gran amistad, quien por cierto no desmaya en su pensamiento en el reencuentro especial, ese que seguramente ocurrirá cuando lo Dios lo invite a formar parte de esa nueva vida, la celestial. En aquel momento, en una sala de espera, no supe qué hacer a decir verdad, lo único que sabía era que debía estar ahí junto a mi amigo y su familia asumiendo un dolor ajeno tanto como propio.

También recuerdo con la misma impresión mágica el justo momento donde se entrecruzan los sentimientos, el querer que un ser tan querido como mi abuela tomara descanso de un doloroso cáncer de colon y el sufrimiento de mi mamá donde aferrada al lado de una cama clínica tuvo que responderle al permiso que le pidiera su propia madre (mi abuela) para irse con los “niños que habían venido a buscarla”, niños que sólo mi abuelita alcanzaba a ver y casi a tocar…

Finalmente ya hoy hace una semana en donde luego de un fuerte ACV, una de las hermanas más unidas a mi padre recibe también el llamado de Dios no sin antes abrir sus ojos en su agonía para ver la cara de su hermano, ese mismo que nombraba en un promedio de 5 veces al día, era mi tía Senobia la de las tortas, la de la linda sonrisa de los Marrero, la alegre, la especial, la consentida… Agradecidos estamos por lo tanto que nos dió, su "ratico" por esta vida también duró 93 años, tantos como mi abuela...

Y como siempre, siempre ahí, la familia, la gran familia despidiendo a quien nos deja un vacío y muchos recuerdos, a quienes les pedimos nos echen un ojito desde allá arriba, que velen por nosotros pues están mucho más cerca de Dios. Y pasa el tiempo, uno y otro día los llamamos en el recuerdo bonito, son esos momentos trascendentales en que el corazón de un papá palpita fuerte cuando ve un juguete, en el de una hija de 73 años que también deja escuchar sus latidos cuando amasa una arepa y se la come con suero, y el de unos hermanos que se abrazan por otra que les dio las tortas más ricas.

Y ahí nosotros, aún sin saber qué hacer, aún sin saber qué debemos decir, creo que lo más acertado es seguir estando ahí, junto a nuestra familia y nuestros amigos, ofreciendo lo mejor de nosotros, acompañando en una oración, aceptando la voluntad del gran Legislador del universo y disfrutando con todos, cada vez que sea posible, nuestro ratico…

(en memoria de mi tía… la de la linda sonrisa…)