Tengo que hacer mención a un maravilloso recuerdo, mi mente se traslada a una tarde de agosto de 1984, mágica tarde, yo sintonizaba “deportivas venevisión” (hoy día prefiero meridano) para ver, como otros tantos millones de venezolanos, la programación especial en virtud de la celebración de los juegos olímpicos en Los Ángeles. Ahí estaba nuestro súper héroe de carne y hueso, vestido con traje de baño y gorro de natación con una banderita de Venezuela batallando entre los grandes del mundo. Apuntando a la pileta, ahí estaba Rafael Vidal, esperando el disparo que lo lanzaría a la inmortalidad, un recorrido de 200 metros estilo mariposa, tal vez la prueba de natación más difícil por lo exigente, la narración de la competencia le correspondió a Gonzalo López Silvero quien gritó “Vidal tercero…!!!!”. El tritón de Venezuela con coraje llegó detrás del alemán Michael Gross y Jonathan Sieben. Cinco décimas lo separaron del ganador, fue de bronce su medalla aunque muchos la vimos de oro.
Ahí estaba consagrado el sueño de todo atleta de competencia: subir el podio olímpico. Desde aquella tarde todos los niños querían nadar como nadaba Vidal. Luego de la natación, estudió Administración de empresas como primera carrera y una maestría en Ingeniería Informática en la Universidad de Florida en Gainesville, uno de los mejores centros de enseñanza de USA. Se dedicó al asesoramiento de deportistas de alta potencia y de directivos de empresas de gran importancia. Su carisma y buen vivir lo llevaron a desarrollar habilidades sobre cómo superar conflictos de autoestima y gerencia en general.
Ahí estaba consagrado el sueño de todo atleta de competencia: subir el podio olímpico. Desde aquella tarde todos los niños querían nadar como nadaba Vidal. Luego de la natación, estudió Administración de empresas como primera carrera y una maestría en Ingeniería Informática en la Universidad de Florida en Gainesville, uno de los mejores centros de enseñanza de USA. Se dedicó al asesoramiento de deportistas de alta potencia y de directivos de empresas de gran importancia. Su carisma y buen vivir lo llevaron a desarrollar habilidades sobre cómo superar conflictos de autoestima y gerencia en general.
Dentro del campo televisivo se desarrolló como uno de los locutores deportivo de más prestigio por sus conocimientos y vivencias dentro del campo de la natación. Rafael escribió un libro de autoayuda y antes de su trágica muerte se estaba dictando un grupo de conferencias en donde su participación se titulaba “Cómo vivir más y mejor”, ironías de la vida.
Pero esa medalla significa mucho, es un legado trascendental, con disciplina, con dedicación, con coraje, con empeño, con trabajo, con corazón… lo imposible es posible…!!!